Mi experiencia tras 20 años fotografiando bodas
Han pasado más de veinte años desde que empecé con una cámara en la mano, y aún hoy me sigo poniendo un poco nervioso antes de cada boda. Supongo que eso es buena señal: significa que sigo viviendo cada reportaje con la misma ilusión que el primero.
De los carretes a la fotografía digital
Empecé en una época en la que todavía trabajábamos con carretes. Los de 36 fotos eran los más largos, y siempre llevaba varios encima “por si acaso”. Había que pensar cada disparo, medir la luz y confiar en la intuición. No existía eso de revisar y borrar; confiabas en tu ojo y en tu experiencia.
Hoy todo es distinto —las cámaras, la edición, incluso las modas—, pero lo esencial sigue siendo lo mismo: las personas y lo que sienten.
Recuerdo mis primeras bodas como una mezcla de nervios e ilusión. Todo era aprendizaje: la técnica, la luz, la relación con las parejas…
Con los años entendí que la fotografía de boda no trata de buscar la perfección, sino de capturar lo que sucede de verdad.
Hoy sigo manteniendo esa filosofía: cada reportaje es una historia única, contada con respeto, emoción y naturalidad.
Cada boda, una historia diferente
He tenido la suerte de fotografiar bodas en todo tipo de lugares: desde pequeñas ceremonias íntimas hasta grandes celebraciones en fincas y masías de Castellón, Valencia y otras provincias.
En cada una de ellas he aprendido algo nuevo.
Con el tiempo descubres que lo más importante no es el escenario, sino la conexión con las personas.
Aprendes a anticiparte a los gestos, a entender los silencios y a estar en el momento justo sin interrumpirlo.
Lo que he aprendido en todos estos años
Las mejores fotos ocurren cuando nadie está pendiente de la cámara.
La confianza con la pareja vale más que cualquier objetivo.
La naturalidad no se impone: se construye con calma y empatía.
La experiencia te enseña a esperar el instante, no a perseguirlo.
Mi manera de trabajar es: observar, escuchar y dejar que las cosas fluyan.
No busco fotos perfectas, sino recuerdos sinceros.
Me gusta que las imágenes transmitan lo que realmente se vivió ese día, con su luz, su ritmo y sus emociones.
Sigo disfrutando de cada boda como si fuera la primera.
Ver cómo una pareja revive su historia a través de las imágenes es lo que da sentido a todo este camino.
Si estás preparando tu boda y buscas un fotógrafo que entienda que detrás de cada foto hay una historia, me encantará conoceros.
📸 Contacta conmigo o descubre algunos de mis últimos reportajes en la galería de bodas.

Nacho Canós
Soy Nacho Canós, y a través de mi marca Obturados capturo historias reales como fotógrafo de bodas y eventos en Castellón y provincias cercanas. Con más de 20 años de experiencia, busco reflejar cada emoción con naturalidad, para que reviváis vuestra celebración tal y como la sentisteis. Podrás encontrarme también en estas redes sociales:
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